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Cuando ocurre una agresión, las secuelas psicológicas suelen pasar más desapercibidas que las secuelas físicas. Es fácil que nos fijemos en una herida o un moratón y que, si se siente dolor en alguna zona, pensemos en hacer una radiografía para comprobar si hay algún hueso roto. Sin embargo, no es tan habitual pensar en hacer esa «radiografía» sobre el daño emocional que ha sufrido la persona que ha recibido la agresión.

Las agresiones físicas

La agresión física es un tipo de maltrato que puede suceder de forma aislada o dentro de patrones de comportamiento que juntan varios tipos de maltrato distintos (e.j.: violencia de género o acoso laboral). Cuando hablamos de las situaciones en las que la agresión física es la única forma de maltrato podemos encontrarnos con agresiones que ocurren dentro del entorno laboral, en profesiones como personal sanitario, profesorado o árbitros de fútbol (y, en estos casos, al suceder en el desempeño de una actividad laboral es importante tenerlo también en cuenta como un accidente laboral). Por otro lado, también existen casos de agresión en otras situaciones: peleas en un bar, conflictos vecinales, discusiones tras un golpe entre dos coches…

Secuelas psicológicas en casos de agresión

En muchas ocasiones, las agresiones tienen un gran impacto psicológico en las personas que las reciben. La literatura científica ha demostrado que pueden provocar las mismas consecuencias psicológicas que otros eventos traumáticos, como un accidente de tráfico, y que además cuentan con un factor de riesgo muy importante para la víctima: la intencionalidad de la persona que agrede. Mientras que en situaciones como los desastres naturales o algunos accidentes de tráfico las causas que han llevado a esa situación pueden pasar por causas ajenas al ser humano o implicar una sucesión compleja de acontecimientos, en las secuelas psicológicas por agresión hay una relación mucho más directa, con una persona concreta que ha buscado hacer daño a otra; por lo que la vivencia como víctima es muy particular.

Además, cualquier situación que genere un daño físico visible tiene un impacto indirecto a nivel psicológico. Esto se debe a que esa secuela física supone un recuerdo constante de la situación vivida y en muchas ocasiones lleva a que otras personas del entorno de quien ha sufrido la agresión se comporten de una forma que resulte desagradable para la víctima (haciendo preguntas insistentes sobre la lesión, juzgando cómo se comportó durante la agresión…).

¿Cómo puede demostrar un informe pericial psicológico las secuelas de una agresión?

  • Analizando los síntomas psicológicos que tiene la persona afectada. Si cumplen con los criterios clínicos suficientes se realiza un diagnóstico, pero si no se cumplen todos estos criterios se puede recoger cuál es el conjunto de síntomas concretos que se han detectado.
  • Evaluando todas las posibles causas de esos síntomas psicológicos, incluyendo la agresión pero sin descartar desde el principio otras causas. Sucede lo mismo que con el daño físico, aunque es importante entender la gravedad de la lesión, si no se analiza la compatibilidad de esa lesión con la agresión que se está investigando el resto de información pierde todo su sentido. A la hora de la verdad, a la víctima no le sirve de nada que se demuestre que tiene un daño si no se demuestra también que ese daño es compatible con haber sufrido una agresión (y no otra causa).
  • Estudiando si la persona agredida está fingiendo, exagerando o minimizando síntomas. Pasa lo mismo que con el punto anterior, si no se aplica la metodología necesaria para comprobar que los síntomas psicológicos no estén siendo exagerados o fingidos el resto del trabajo que se haga no va a valer para nada.

Para entender de una forma más concreta qué es un informe pericial de daño psicológico puedes acceder a este enlace o consultar las entradas que he publicado sobre otros casos en los que se necesitan ese tipo de informes, como en casos de acoso laboral, violencia de género o accidentes de tráfico.

¿Tienes más dudas?

Si tras leer este post te quedan dudas sobre tu caso o el de alguna persona que conozcas no dudes en contactarme. En todos los casos realizo una valoración inicial gratuita para comprobar si es factible realizar un informe pericial psicológico o si se podría encontrar otra solución.