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La evaluación psicológica para una custodia es un momento muy difícil para cualquier persona que tenga que pasar él. Una vez que se ha entrado en el juzgado empiezas a leer cosas sobre tu relación o tu ruptura que antes no se habían dicho, se hacen públicos muchos temas de tu vida privada, se dicen las cosas de una forma que generalmente no dirías a la cara de la otra persona… Además, hay otros momentos en los que el nivel de conflicto es tan alto que todo lo demás pasa a un segundo plano (y, a veces, en ese «todo lo demás» también entran los hijos e hijas). Por todo ello, entender mejor ese contexto y qué esperar de él puede ayudar mucho a las personas que viven esa situación desde dentro. Para hablar sobre ello, colabora en este post la psicóloga sanitaria especializada en familia Julia Asenjo Torner.

Comprensión de la situación familiar

Un divorcio es un momento complejo y sensible en la vida de una familia. Supone romper con la estructura anterior para generar un cambio y requiere un tiempo de adaptación, aprendizajes de nuevas estrategias de afrontamiento y una redefinición de la nueva organización familiar.

A nivel emocional implica un proceso doloroso para todas las partes, aunque será diferente según la persona y el contexto en el que se tome la decisión del divorcio. Para la expareja supone un proceso de aceptar la imposibilidad de solucionar los problemas que atraviesan y un duelo por la imagen que tenían de la familia y las expectativas a futuro. Pueden aparecer sentimientos de tristeza por lo que ya no será, de enfado hacia la otra persona, de culpa por haber llegado a ese punto, de miedo por qué pasará a partir de ahora y por cómo lo vivirán las hijas e hijos… Según su edad, los niños y niñas lo vivirán de una forma u otra, pero es habitual que aparezca la fantasía de que la familia volverá a estar unida, que culpabilicen a uno u otro y tomen partido, que muestren conductas regresivas o que se alejen y se refugien en amistades.

Es muy importante tener en cuenta que todas estas emociones van a estar en juego durante el proceso de divorcio y la evaluación pericial, aceptarlas pero no dejarse llevar por ellas va a favorecer que este proceso sea menos doloroso. La decisión ha sido de la expareja (puede que de una persona o ambas) y tienen la responsabilidad como padres y madres de seguir cubriendo las necesidades físicas, emocionales y sociales de sus hijos e hijas. Por eso es importante darles la información que necesitan y adecuada a la edad, mantenerles al margen del conflicto de pareja y permitirles expresar sus necesidades de la forma que tengan seguridad, apoyo y contención, haciéndoles saber que la familia perdura a pesar del cambio en la estructura.

¿Qué tipos de evaluación psicológica se pueden hacer para pedir una custodia exclusiva o compartida?

Antes de iniciar una evaluación psicológica para una custodia es importante conocer todas las posibilidades que existen.

  1. Mediación: Si el nivel de conflicto no es muy alto, lo más recomendable es intentar primero una mediación, debido a las ventajas económicas, temporales y emocionales que tiene.
  2. Informe pericial de capacidad parental: Es una informe pericial sobre una persona. Por un lado, es muy útil para demostrar si alguien tiene un trastorno psicológico, unos rasgos de personalidad o cualquier circunstancia psicológica que le influya en la crianza de cara a solicitar un tipo de custodia. Por otro lado, a este informe le falta la otra mitad de la realidad familiar, por lo que debe centrarse en la persona que está evaluando y no puede concluir sobre cuál es el mejor reparto temporal, comparar las habilidades parentales de las dos personas, etc.
  3. Informe pericial de evaluación de la unidad familiar: Evalúa a toda la familia, progenitores y menores, y llega a conclusiones sobre todo el conjunto familiar.

Recomendaciones ante una evaluación psicológica para una custodia

  • No pedir a los/as menores que tomen partido por ninguna figura parental.
  • Darles permiso para que compartan cómo se sienten, qué piensan y qué les gustaría que pasase.
  • Explicarles qué pueden esperar de una evaluación psicológica (cómo se llaman las personas que lo realizan, cómo es el lugar, que les harán preguntas sobre la situación familiar…).
  • Darles la seguridad dejando claro que les vas a querer pase lo que pase.

¿Tienes más dudas?

Si tras leer este post te quedan dudas sobre tu caso o el de alguna persona que conozcas no dudes en contactarme a mí o a la psicóloga especializada en familia Julia Asenjo.