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No, la psicología forense no tiene nada que ver con analizar cadáveres (aunque todo el mundo lo hayamos pensado la primera vez). Es la rama de la psicología que se encarga de dar respuestas a las preguntas que surgen en el sistema de justicia, a través del peritaje psicológico. En nuestro sistema de justicia, aunque las decisiones las tomen jueces y juezas, es muy habitual que se apoyen en peritajes, consultando a personas expertas en una materia que el juzgado desconoce. Por ejemplo, para decidir qué indemnización le corresponde a una persona que ha sufrido secuelas psicológicas, el juzgado se apoya en un peritaje psicológico que habla sobre qué trastorno psicológico tiene esa persona, de dónde viene ese trastorno, si lo que le ha sucedido también les pasa a otras personas en situaciones similares…
¿Cómo se puede pedir un peritaje psicológico?
- Se puede contratar un peritaje privado. Lo más habitual es que lo contrate una persona para sí misma (e.j.: para demostrar que ha sido víctima de acoso laboral) pero también se puede contratar con un objetivo común (e.j.: evaluación sobre una familia contratada por ambos progenitores).
- Se puede designar a un/a perito. Cada Colegio Oficial de Psicología cuenta con un listado de peritos del que se puede designar a un/a profesional de forma aleatoria.
- Se puede solicitar un peritaje público. Todos los juzgados tienen adscrito un equipo psicosocial (compuesto por profesionales en psicología y trabajo social) al que se puede recurrir de forma gratuita.
¿Sobre qué cosas se puede pedir un peritaje psicológico?
Principalmente hay 4 grandes grupos, según el ámbito judicial al que hacen referencia, aunque la lista completa de peritajes que se pueden hacer en cada uno sería mucho más extensa. Uno de ellos es el penal. Aquí sobre todo se suelen hacer periciales sobre credibilidad de testimonio en casos de abuso sexual infantil (por desgracia es mucho más habitual de lo que puede parecer) e imputabilidad – si una persona que ha cometido un delito tiene un trastorno psicológico que le haya influido a la hora de cometer ese delito. Otro es el civil. Lo más habitual son los informes sobre las secuelas psicológicas que le han quedado a una persona, que explico mejor en este enlace. También se pueden hacer de otros temas como la capacidad psicológica de una persona para emitir un testamento o la incapacitación civil (en qué ámbitos una persona puede desenvolverse por sí misma y en cuáles necesita asistencia). Dentro de civil también existe el ámbito de familia. A nivel privado son muy frecuentes los informes de competencia parental (si un/a progenitor/a tiene habilidades para el cuidado o algún tipo de trastorno psicológico que le interfiera en ello) y de nulidad matrimonial. A nivel público, con diferencia el tipo de peritaje que más se solicita es la valoración de la unidad familiar, que luego se utiliza para elegir las famosas formas de custodia de menores, compartida o exclusiva. Por último, el laboral. El más específico de este ámbito es la incapacidad laboral, que determina si una persona tiene o no un trastorno psicológico que le impida llevar a cabo su trabajo, aunque también existen secuelas psicológicas específicas al ámbito laboral (acoso laboral, síndrome de burnout u otros accidentes laborales).
De acuerdo, ¿pero entonces por qué se llama psicología forense?
Curiosamente, viene del foro romano. En la época romana la justicia se administraba en el foro y quienes en la actualidad trabajamos en ese proceso de administración de justicia hemos heredado el adjetivo forense.